Maternidad y trabajo

Maternidad y trabajo 

En España celebramos el Día del Madre el primer domingo que mayo, que este año era 1 y coincidía con el Día Internacional del Trabajo. Esta circunstancia hizo que el fin de semana pasado me llamaran del programa Amos de casa de Radio Intereconomía para participar en una tertulia sobre maternidad con otras madres y el lunes de La Mañana de Radio Ciudad de Buenos Aires para hablar de maternidad y trabajo.

Escucha la tertulia del Día de la Madre en Radio Intereconomía (empieza en el minuto 12): https://intereconomia.com/programas/amos-de-casa/amos-de-casa-01-05-2022-20220501-1204/

Escucha la entrevista en La Mañana de La Once Diez (Desde el minuto 14:38 hasta el 14:56): https://ar.radiocut.fm/audiocut/entrevista-a-usue-madinaveitia-oach-especializada-en-conciliacion-gestion-del-stress-y-valores/

Me gusta colaborar con los medios de comunicación porque sus preguntas, igual que las de los alumnos que participan en mis talleres y clases, me hacen plantearme cosas que no había pensado antes, reflexionar y construir nuevos discursos. 

Los de Radio Ciudad de Buenos Aires me encontraron a través de un artículo publicado en El País, titulado “Ser madre o una gran profesional: ¿Son compatibles la carrera laboral y los cuidados?” en el que contaron con mi opinión y este fue el tema central de la entrevista. 

El objetivo de Radio Ciudad de Buenos Aires entrevistándome era salir de la esfera local argentina, en la que todo gira en torno a la inflación y la situación económica del país, y contar con una opinión diferente, tal vez más optimista, al cambiar el contexto socio económico. 

Desde mi punto de vista, el discurso dominante en España también es bastante pesimista pero basta hablar con un país cuya situación económica está objetivamente peor para darse cuenta de que aquí ha habido grandes avances y que incluso allá podemos tener una mirada más optimista si dejamos de poner el foco fuera, que nos convierte en víctimas del sistema, y lo ponemos en nosotras y todo lo que podemos hacer para mejorar la situación empezando desde dentro, porque si tú cambias, tu entorno cambia. 

Viví la entrevista como un baile amable con Micaela Mendelevich, fluyendo en alta mar, con gran complicidad a pesar de la distancia, de las diferencias culturales y de no conocernos de nada. Tan lejos y a la vez tan cerca. Sin haberlo hablado, un objetivo común: mostrar que hay esperanza, que existen alternativas, que hasta en la peor situación podemos encontrar otras interpretaciones, nuevas miradas, nuevas perspectivas que abren nuevas posibilidades, justo el objetivo que persigo con mis clientes, en las sesiones de coaching y talleres.  

Uno de mis mensajes fue una invitación a mirar nuestra vida con perspectiva. La baja de maternidad, una excedencia por cuidado de menores o incluso un despido durante el embarazo, que en el momento pueden parecer que nos dejan fuera del mercado laboral, pueden ser una oportunidad para parar, para vivir a otro ritmo, para replantearnos nuestras prioridades, para reconectar con nuestros valores, para formarnos, para reinventarnos… y sobre todo, para criar y disfrutar de nuestra criatura. Y estoy convencida de que el tiempo que invirtamos esos primeros años de vida, es tiempo que nos ahorraremos en preocupaciones cuando vayan creciendo. 

Existe mucho miedo a quedarse fuera del mercado laboral pero en muchos casos esos miedos están infundados y nos impiden hacer lo que realmente queremos. Seguramente todas conocemos a alguna madre a la que han discriminado o echado, pero no tiene por qué suceder igual en la empresa en la que trabajemos o con el jefe o jefa que tengamos. Y suponiendo que acabara pasando, ¿quién te dice que no hay una oportunidad mejor esperándote ahí fuera? Y te lo digo yo, que fui una de esas mujeres que tuvo que abandonar la empresa durante la baja de maternidad, pero visto con perspectiva, es lo mejor que me pudo pasar. 

Y te digo más: si tienes claro el porqué y sobre todo el para qué de lo que estás haciendo, no te importará asumir las consecuencias, por duras e injustas que sean. 

Para mí la maternidad está siendo una escuela para ser mejor persona, una oportunidad para conocerme y crecer. Y todas esas habilidades, las famosas soft skills, que nacen o se entrenan y se potencian siendo madre, son algo que deberíamos poner en valor a la hora de volver al mundo laboral. 

Nuestras necesidades, prioridades y valores cambian a lo largo de nuestra vida. Lo importante es tenerlos claros en cada momento y actuar en consecuencia. Sin engañarnos. Y cuando hablo de necesidades, no hablo solo de necesidades de supervivencia, ni de falsas necesidades que nos creamos, como tener una casa más grande, ir de vacaciones a Disney World, tener una segunda residencia o dos coches, que nos convierten en esclavos. Hablo de nuestras verdaderas necesidades, como la relación con nuestra familia y amigos, la autoestima (que tiene mucho que ver con nuestro propio cuidado), la contribución, el servicio… a las que muchas veces renunciamos for esas otras necesidades ficticias que mencionaba. Se habla mucho de la renuncia a la carrera profesional pero menos de la renuncia a criar de nuestros hijos y disfrutar de ellos. 

Una vez cubiertas nuestras verdaderas necesidades de supervivencia, toca atender al resto de necesidades y ser coherentes con nuestros valores, para vivir la vida que realmente queremos, porque sino acabaremos sufriendo estrés. Y es igual de respetable que nuestras necesidades y valores nos hagan priorizar el trabajo o los cuidados. Cada madre tendrá unas necesidades y valores diferentes pero incluso una misma madre podrá tener unas necesidades y valores diferentes en distintos momentos de su vida: quedarse en casa con el primer hijo y externalizar los cuidados con el segundo por ejemplo o viceversa. Y las dos opciones están bien y seguro que ninguna de las dos tiene unas consecuencias tan negativas ni en la vida de sus hijos ni en su trayectoria profesional si tenemos en cuenta el global de sus vidas. 

En la medida en la que seamos capaces de pararnos, escuchar nuestras verdaderas necesidades y vivir de acuerdo a nuestros valores, evolucionaremos hacia una sociedad más humana y empática, que ponga en el centro a las personas. 

En mis sesiones me encuentro mucho dolor, estrés, culpa, frustración y baja autoestima. Dolor y estrés porque nuestras creencias personales nos impiden vivir la vida que realmente queremos y la presión social vivir de acuerdo a nuestros valores; culpa por no adaptarnos al modelo de madre que se espera de nosotras o al que nosotras mismas aspirábamos a ser; frustración porque en la sociedad en la que vivimos, lo queremos todo y lo queremos ya y eso no siempre es posible; y baja autoestima porque al centrarnos en cuidar a los otros nos olvidamos de nosotras y porque al compararnos con otras por querer ser las mejores nos acabamos sintiendo pequeñitas.

Si este artículo te ha llegado o removido y estás pensando en parar, reflexionar y cambiar algún aspecto de tu vida, ponte en contacto conmigo. Me encantaría acompañarte en el proceso. 

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